En 1925, una de las jóvenes viudas herederas de la fortuna de los hermanos Dodge (creadores de la marca automovilística que lleva su apellido) encargó a Rolls-Royce un New Phantom, en aquel entonces la casa tan solo hacía chasis sin carrocería para que sus clientes los conformasen a su gusto. La viuda nunca lo recogió y acabo en Bélgica donde un magnate lo llevó a el carrocero Jonckheere que le dio el aspecto que tiene ahora, que para los puristas de la marca de la época resultaba horroroso con una parrilla inclinada, faros tipo obús, el parabrisas plano y muy inclinado y como no, sus puertas redondas. Después de esto cruzó el charco y tras la segunda guerra mundial fue hallado en un desguace, y sufrió varias restauraciones que lo pintaron de dorado y marfil, hasta que en 2001 el Museo Petersen Automotive Museum lo compró y devolvió a su estado original. hoy día, su silueta es reconocida como una de las más emblemáticas de la historia de la automoción, justo lo contrario de lo que pensaron sus coetáneos.
No recomendado para los más peques de la casa porque incluye pequeñas piezas que se pueden desprender. Siempre enviamos los artículos según lo publicado, pero las características e imágenes mostradas no son contractuales y pueden diferir de las definitivas debido a diversos motivos ajenos a nuestra voluntad como, por ejemplo, errores de transcripción o cambios del propio fabricante. Los tonos de color pueden variar respecto a los reales según la calibración de su dispositivo.