1979 Ferrari 312T4 Scuderia SpA SEFAC Nº12...






Una leyenda de Maranello, una victoria inolvidable en Monza y un título mundial. Esta réplica a escala 1:18 del Ferrari 312T4 Nº11 pilotado por Jody Scheckter en 1979 captura uno de los momentos más icónicos en la historia de la Scuderia Ferrari: el último título mundial de pilotos hasta la llegada de Michael Schumacher dos décadas después.
El Ferrari 312T4 fue diseñado por Mauro Forghieri como evolución del exitoso 312T3, incorporando mejoras clave en aerodinámica y estabilidad.
Fue el primer Ferrari completamente adaptado al efecto suelo, aunque sin usar faldones móviles, confiando en una estudiada forma de los pontones laterales.
Su motor V12 de 3.0 litros aspirado ofrecía potencia lineal, fiabilidad y una sinfonía mecánica inolvidable.
El 9 de septiembre de 1979, en el GP de Italia en Monza, Scheckter cruzó la meta en primer lugar, asegurando matemáticamente el campeonato del mundo.
Fue una victoria simbólica para la tifosería: ganar en casa, en Monza, con Ferrari y proclamarse campeón.
Aquel año, Ferrari también conquistó el Campeonato de Constructores, completando un doblete soñado.
Decoración exacta del GP de Italia 1979, con el dorsal #11 de Scheckter.
Carrocería roja con líneas limpias y faldones negros, como en el modelo original.
Alerones delantero y trasero detallados, suspensión visible y slicks realistas.
Habitáculo con volante, palanca de cambios y asiento monoplaza fieles al modelo real.
Logotipos de patrocinadores, llantas cromadas y acabados metálicos de gran precisión.
Sudafricano de nacimiento, Scheckter firmó con Ferrari en 1979 tras varias temporadas destacadas en Tyrrell y Wolf.
Ganó 3 Grandes Premios ese año (Bélgica, Mónaco y Monza) y sumó puntos con una regularidad clave para imponerse sobre su compañero Gilles Villeneuve.
Fue el único piloto africano en proclamarse campeón del mundo de Fórmula 1 hasta la fecha.
Esta réplica del Ferrari 312T4 Nº11 de Scheckter es mucho más que un coche a escala. Es una pieza de historia: representa la pasión de Ferrari, la emoción de Monza y el rugido de un título inolvidable. Una joya imprescindible para cualquier amante de la Fórmula 1 clásica.